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lunes, 18 de abril de 2011

CAPITULO 1

CAPITULO 1
-¡No vas a ir!-grito por enésima vez mamá.
-¡Son las vacaciones! ¿Dónde me quedaría?-le contesté.- ¿Y por qué Sandy sí va a ir?
-Ella, no tiene reloj, no podía saber la hora.-la excusó mamá.
-¡Me podría haber preguntado!-inquirí.
-Ella tendrá otro castigo, además, es muy pequeña para quedarse en la casa sola.
-¡Tiene doce años!-le grité.
Mamá se fue, zanjando la conversación y yo me enfurecí. Está bien, habíamos ido al centro comercial y mamá nos había pedido que llegáramos a las nueve como máximo… ¡Y llegamos nueve y cuarto! Sólo mamá se pondría así de neurótica por quince minutos. Y encima, a mí me castigaría sin ir de vacaciones a Florida, sólo porque yo sí contaba con reloj y Sandy no.
-Pero…lavo los platos dos semanas.-le rogué.-Lo que sea.
-Dije que no y punto.-me cortó mamá.
Me encerré en mi cuarto compartido con mi hermana y me tiré en mi cama a ver las intensas marcas del techo de humedad. Mi casa era un desastre. Sandy me miró burlonamente desde el otro lado del cuarto, moviendo la cabeza a los lados, suspirando.
-Ay, Renata.-suspiró y tuve un gran impulso de levantarme y tirarla por la ventana.
En ese momento, odiaba tener una hermana menor. Todos la consideraban a ella primero que a mí. Hasta íbamos todas las tardes a una academia de ballet que estaba lejísimos, sólo porque ella quería aprender en la mejor academia con pase directo a quién sabe dónde. Mi mamá le daba gusto en todo y la había convertido en un pequeño monstruo consentido. Gritaba y lloraba cuando no le dabas algo y eso que ya estaba bastante grandecita. Me lanzó la ropa que yo tenía preparada para empacar y me sonrió.
-Creo que esto es tuyo.-me dijo.- Y ¿Me puedo llevar tu maleta?
-No.-respondí duramente.
-No es justo, tú no vas a ir.-me repeló.- ¿Para qué la quieres?
-No te la vas a llevar.-afirmé.-Déjame en paz y cállate.
Y entonces empezó a llorar y como siempre llegó mamá a ver qué era todo ése escándalo. Y cuando Sandy desembuchó su versión, se armó la del Vía Crucis. En el papel de Jesucristo crucificado, su agradable servidora, Renata. En el papel de Poncio Pilato, mi madre y en el papel del conocido guardia que lanzó la lanza, mi queridísima hermana Sandra. Así que en esta vida tenía dos cosas seguras. Algún día yo moriría, como el resto de los mortales, y… no iría a Florida.
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Bueno, espero les guste y sí, sé que soy un poco inconstante con mis blogs, pero juro y perjuro que éste lo terminaré me guste o no.
XOXO *Pau*

4 comentarios:

  1. Me encanto! hahahaha, tienes mucho talento y es muy buena publica pronto :D gracias por tu voto :D

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  2. Hola!
    Gracias por pasarte por mi blog
    Tu historia promete, espero que publiques pronto!
    Saludos

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  3. Hola,Gracias por pasarte por mi blog :)
    Me gusto el capitulo,escribes muy bien...
    Espero que sigas publicando :)
    Tienes una seguidora mas :D

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